Un llamado a ser responsables frente a los cambios inevitables.
Ambas se encuentran inseparablemente entrelazadas en el camino del que busca lograr un cambio duradero.
El camino del cambio personal se llama aprendizaje, y el camino del cambio del mundo, emprendimiento. La naturaleza del proceso es el mismo. Podemos pensar en que los cambios en el mundo, requieren de ser capaz de hacer que "otros" cambien. Todo el mundo piensa en cambiar la humanidad, casi nadie piensa en cambiarse a si mismo. (Anthony de Mello).
La primera fuerza es aquella que nos impulsa a alejarnos o a escapar de un lugar o de una situación que ya no estamos dispuestos a seguir tolerando. Puede venir desde el mundo (situaciones políticas, sociales, empresariales, etc.) que hacen incómodo, urgente o incluso inevitable el cambio. Una disrupción en cualquier ámbito, puede gatillar esta fuerza de cambio. También puede venir desde dentro, desde la toma de consciencia que merecemos más, que podemos más, que queremos más. Sin embargo, esta fuerza por sí sola, no es capaz de garantizar un cambio sostenible en una dirección constructiva.
Esta es la fuerza que nos atrae, que nos motiva, la fuerza que da sentido al esfuerzo de cambio. La visión de un estado o situación futura mejor y posible. Un lugar que nos motiva a lograr resultados que no estamos logrando, a hacer lo que queremos, o a hacer lo que tenemos que hacer de una manera distinta, y que nos permite convertirnos en el camino, en la persona que consideramos "correcta", en la persona que queremos ser. Para que el cambio tenga posibilidad de ser exitoso, la fuerza del porqué debe ser una situación totalmente inaceptable, y el para qué un deseo urgente y factible.
"El liderazgo es la opción del que toma las riendas del cambio, en vez de dejarse arrastrar por él."